El Domingo es un gato sobreviviente, un gato luchador.
Lo
adoptamos joven (no cachorro), había sido rescatado de la calle por una
veterinaria que efectúa esa hermosa labor. Venía con su hermano de vida
(aunque de otra raza), su compañero Gastón.
Quién sabe todo lo que pasaron en la calle y a cuanto sobrevivieron, partiendo por el frío y el hambre.
Fueron rescatados juntos y se vinieron a mi casa juntos.
El
Domingo estuvo al lado del Gastón cuando un camión lo atropelló. Lo
olía y me miraba, yo con mucha pena en el corazón le decia que se
fuera, el cruzaba la calle y me miraba desde la otra vereda sin entender
bien lo que estaba pasando.
Esa perdida lo tuvo mal.
Ahí
le trajimos a la Dominga, una gatita cachorra jugetona, que lo sacó de
la depresión y que luego se convertiría en su compañera; Y finalmente en
su jefa.
El Domingo siempre fue muy mamón (o papón en
este caso). Por ejemplo, aunque sabía que no podía entrar al living,
cuando yo llegaba, él se escabullía y se acostaba debajo de la mesa de
centro para que le hiciera cariño secretamente con el pie... hasta que
nos pillaran.
El miércoles estaba echado en el sillón viejo del comedor. pensamos que sólo estaba flojito, pero el jueves desapareció.
Recién el viernes en la noche volvió, pero ya estaba muy mal.
Lo
llevamos de urgencia al veterinario. Necesitaba hospitalización
urgente, no podía respirar por si solo y tras examinarlo la veterinaria
determinó que tenía daño en el hígado, y que eso le estaba provocando
daño en otros órganos como los pulmones.
Llegamos al hospital veterinario de santiago en Santa Rosa, se supone que es mas barato.
Presupuesto $400.000.- incluyendo 4 días de hospitalización...
Uno entiende que hay costos y que es su trabajo, pero igual uno se siente como extorsionado... es como que te dijeran "si quiere volver a ver a su gato con vida, pase por caja y pague $400.000.-... aceptamos tarjetas de crédito".
Es como que si no pagara, yo lo estuviera matando.
Así que se quedó internado.
La mañana del sábado nos llaman del Hospital. Nos dicen que la posibilidad de sobrevivir es de 25%.
Cuando
el Domingo estaba sano, fue a dar sangre para otro gatito y le hicieron
ficha en el mismo hospital, pesaba 5 kilos, ahora pesa 3; es decir,
perdió casi la mitad de su peso.
Además está anémico y "demente" (palabras de la veterinaria), porque tiene daño neuronal.
Nos
dicen que sus posibilidades de sobrevivir podrían subir hasta un 50% si
le hacen transfusiones de sangre. Nos explican que cada transfusión va
acompañada de examenes al donante y que tienen un costo de $150.000.-
cada una, y que, claro, no están incluidos en el presupuesto original...
Tampoco se puede saber a priori si necesitará una o mas.
Y de paso nos avisan que le tomaron una radiografía que tampoco estaba incluida en el presupuesto.
No podemos pagar por las transfuciones.
Dado que está sufriendo y que nos dan tan pocas esperanzas de que sobreviva,
preguntamos por la posibilidad de la eutanasia, pero nos indican que en su caso no pueden hacerlo.
Dentro
de la impotencia no puedo dejar de preguntarme si con "su caso" se
refieren a su enfermedad o a que ya aprobamos un presupuesto para 4
días.
En la tarde del sábado fuimos al la visita. El diagnostico inicial del fallo hepatico cambia. Todo apunta a cancer a la sangre, sus globulos rojos están extremadamente bajos y le aplicaron quimioterapia.
Estaba dentro de una caja con oxigeno. No podiamos hacerle cariño. Aunque se quedaba largo rato con la mirada perdida, a ratos nos miraba y nos reconocia.
Cuando llegaron los examenes de sangre, la veterinaria nos indica que los examenes tambien apuntan a una posible leusemia. Si sobrevive necesitará quimioterapia semanal.
Hoy domingo por la mañana nos llaman para avisar que no pasó la noche.
Domingo falleció a eso de las 2 de la mañana.
Llegó
un día domingo (por eso el nombre) y se fue un día domingo.
Probablemente era lo mejor para él por lo de la quimioterapia.
Ahora debe estar jugando con el
Gastón, y con todos esos pajaritos y ratoncitos con que jugó «muy
fuerte» a los cazadores.
La pena es de nosotros, porque él ya no siente
ni pena ni dolor.
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