La ley de
tolerancia 0 alcohol es muy efectiva reduciendo la cantidad de conductores bajo
la influencia del alcohol; sin embargo estos conductores no son los más
peligrosos.
La Ley T0 afecta
a personas normales, personas que en una
fiesta o reunión de amigos antes de la ley tomaban un poco y luego volvían a casa manejando con mucho
cuidado, porque no se sentían “curados”, y si no sucedía
nada extraordinario, lo más probable es que este tipo de conductores llegaran
sanos y salvos a casa, ya que la influencia de “bajo la influencia del alcohol”
es nivel de reflejos, de disminución de la capacidad de reacción y sensorial… en
vez de pisar el freno a los 0.7 segundos, lo hacen a los y 1.2… eso, a 60Km/h, son los metros
suficientes como para que un “casi choco”
o un “casi atropello a…”, pierdan el “casi”.
Pero hay otro
tipo de conductor al cual esta ley no afectó y que es el más peligroso: el conductor
en manifiesto estado de ebriedad.
Este tipo de personas
no está psicológicamente apto para
conducir, ante la situación de que existe la posibilidad de beber
alcohol, en circunstancias que se deberá manejar un vehículo; cualquier persona
normal deja de beber, busca un reemplazante al volante o, en el peor de los
casos, bebe con mucha moderación y trata de evitar el ponerse frente al
volante. Sin embargo este tipo de personas, en una muestra de irresponsabilidad, egoísmo e individualismo, beben sin restricción
sin siquiera preocuparse por el hecho de que “andan en auto”.
A este tipo de
personas, no les importa el castigo, porque en su irresponsabilidad, no
piensan en las consecuencias que tendrán sus actos. Les da lo mismo si el
castigo es una multa de $80.000, la suspensión de la licencia, la cárcel o el
remordimiento de por vida de haber terminado con una vida inocente.
Ellos saben las
consecuencias pero, en su infinita estupidez e irresponsabilidad, deciden ignóralas.
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Cuando Johnny Herrera fue
sorprendido conduciendo en estado de ebriedad en 2012, ¿No sabía lo que podía pasar?...
Una persona que el 2009 mató y que literalmente
destrozó el cuerpo de Macarena Casassús Matamala, de sólo 22 años, ¿No sabía lo que significa manejar
en estado de ebriedad?
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Cuando Roberto Carlos Jorquera Orellana asesinó con su auto a los deportistas,
sanos y de buen corazón, que corrían por una causa noble como es la teletón: Juan Aguilar Cortes, Cristian Bahamondes y Jorge Sepúlveda
Díaz,
¿No sabía lo peligroso de su conducta?... Una persona que conducía con la
licencia de conducir suspendida por
haber sido sorprendido anteriormente manejando en estado de ebriedad ¿No sabía de las consecuencias de manejar
en ese estado?
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¿ Está psicológicamente apto para conducir una persona como Isaías
Valenzuela Ruz?, Quien
una mañana cuando su carrete ya estaba terminando, “jugaba” a circular a toda velocidad de frente a los vehículos que venían
en sentido contrario para esquivarlos
en el último segundo; Juego que provocó que 3 trabajadores, murieran entre los fierros retorcidos de la
camioneta que los llevaba a su trabajo.
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¿Si las
penas hubiesen sido más altas, Nelson Fariña, el último “cuasi-asesino
borracho”, de la bebé de 9 meses Emilia, habría “pasado las llaves”?
Yo
creo que no, creo que a los irresponsables como él, en su infinita estupidez no
les importa nada, saben que se
exponen a castigos y a cárcel y también saben que pueden matar
a gente inocente.
Son
parte de la misma sociedad y ven las mismas noticias que usted y yo.
Seguramente vieron en la tele a Kevin Silva, el niño que perdió sus
piernas cuando iba a correr una maratón, pero que fue atropellado por Sergio Reyes Tapia en estado de ebriedad,
como seguramente también vieron de todos los casos de los que escribí antes y
más.
Y
a pesar de saber todo eso, no quisieron
decidir no tomar, no decidieron volver a su casa en taxi o pedir a alguien
que los llevara.
Aunque les pongan pena de
muerte, estos imbéciles seguirán matando gente inocente, seguirán destrozando la
vida de padres e hijos que les sobreviven, seguirán cortando alas y enterrando
sueños de personas buenas, porque estos sub-normales NO PUEDEN MANEJAR UN VEHICULO.
Estoy
de acuerdo con un cambio la ley, pero creo que ni más años de cárcel, ni
suspensiones de licencia, ni mayores multas sirven. Para detener a este tipo de
individuos hay que impedirles que se
vuelvan a subir a un auto.
La
suspensión de la licencia no sirve, porque si no les importa manejar totalmente
ebrios, menos les va importar manejar sin licencia. El que atropello a los
maratonistas de la teletón tenía la licencia suspendida, y el que chocó a los
trabajadores en Lonquén ni siquiera tenía licencia.
Suspenderle
la licencia a tipos como estos es como devolverle su pistola a un asesino y
decirle “No la use”.
Yo
opino que, cuando un conductor es reincidente en el manejo en estado de
ebriedad o protagoniza un accidente grave, debe
de suprimirse su derecho a manejar o poseer un automóvil. El vehículo
con el que protagonizó el accidente debe ser requisado (rematado y el beneficio
entregado a las victimas), y no se le
debe permitir el poder adquirir otro.
Si
ya posee otros vehículos, estos pueden ser transferidos a otras personas, pero
si es sorprendido manejando cualquier vehículo, sea o no de su propiedad,
esté también debe ser requisado
(esto para evitar que se compre nuevos vehículos a nombre de terceros o para
que otros le presten un auto), y en caso de un nuevo accidente con presencia de
alcohol, quien figure como dueño del auto debería ser tan responsable ante
la ley como el conductor ebrio.
Creo
que sólo así podremos evitar más muertes de inocentes.